La Clausura
de los Portadores y los 2000 Objetos Sellados
Él es nada y algo al mismo tiempo.
Ellos son muchas cosas y una sola. Él está en algún sitio, pero dispersado.
Ellos desean volver a ser Él. Él busca volver a ser uno.
Palabras del 13º Portador
del Sello.
Mis dedos escriben estas palabras
con la sangre que brotan de 2000 heridas en mi cuerpo, sobre las lapidas de los
2000 Portadores, transcribiendo 1999 victorias, con mi única y última derrota.
Este es el castigo al que me ha condenado mi amo, quien me grita desde 538
direcciones diferentes. 538 maldiciones, 538 insultos, me dan 538 agonías más.
Otras 538 voces se burlan, mientras el eco de 538 carcajadas destroza mi mente.
Pero sigo escribiendo, rememorando la cumbre de mi poder. 1999 fueron los Portadores
que vencí, y uno solo alcanzo a doblegarme. No me aniquiló, porque sabía que
dejarme vivo era sentir la ira de Él, aquel que es muchos, pero que desea ser
uno.
He olvidado mi nombre y mi pasado.
Lo que fui antes de conocer Los Objetos. Muchos son los años desde que vi mi
rostro por última vez en un espejo, pero sé que ya soy viejo. Mi cabello y mis
barbas, largos como los de un pordiosero, son blancos y cenizos. La piel de mis
manos y el resto de mi cuerpo esta arrugada y flácida. La mayoría de mis
dientes están podridos, cayendo algunos en este mismo momento. Pero aun sangro
y escribo.
Palabras del Esbirro.
Hay un poder que se puede conseguir
sin viajar a los rincones más indómitos de la tierra. No se encuentran
resguardadas en alguna pirámide, enterrada en alguna ruina, perdida en alguna
selva lejana o presa en un reducido número de bocas. En
cualquier casa, en cualquier pueblo, en cualquier ciudad, en cualquier país, al
mismo alcance que te lleven tus piernas y espacialmente conglomerados en alguna
institución mental, centro de rehabilitación o reinserción social: allí es donde puedes intentar reclamar un
Objeto.
Cada
Objeto, tiene un guardián, conocidos como: Los
Portadores. Así, como tienen el deber de custodiar, tienden a dar
oportunidades, para ganar lo custodiado, aunque el precio es demasiado alto,
exponiendo la vida, el alma y la mente de aquellos que los desean. En cada esporádica
ocasión en que un Objeto es arrancado de la custodia de su Portador, el mundo
se acerca un poco a la vez a un final, donde los Apocalipsis bíblicos y demás
armagedones conocidos quedan reducidos a meras epopeyas insignificantes.
Aquellos que anhelan estas piezas
malignas, se hacen llamar: Buscadores,
hombres y mujeres que se entregan voluntariamente a las pruebas de cada
Portador, cada uno con un propósito diferente. Existe el imprudente, existe el
codicioso, existe el paladín y existe el renegado. Esos son los tipos de
buscadores que han existido y existirán siempre, pero nunca ha habido uno como El Sirviente, un Elegido por Ellos, y por lo tanto, por Él. Cuando sea encontrado,
todo estará perdido. Esbirro,
vagando ignorante de su destino, su único camino es la destrucción para todo y
todos los que le rodea. Solo un gran sacrificio podrá detenerlo y ralentizar su
reunión. Los 2538 objetos nunca deberán
ser uno, para que Él no vuelva a estar completo.
El Escribano.
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